viernes, 22 de febrero de 2013

¡Ay amor!, si supieras
que grande es mi soledad,
cuando su frío siento
inmenso es mi pesar.

Ay amor, si supieras
cuanto miedo siento,
al amar esta quimera
sin certeza, mi tormento.

Ay amor, si tú supieras
cuantas caricias guardo
impacientes, pero serenas
¿quizás también las esperas?

Este amor muere cada noche,
al amanecer se regenera,
cada día lo intento matar
y cada noche él regresa.

Como lo que no mata
hace a su vez más fuerte,
cada vez menos fuerzas me quedan
para luchar a este combatiente.