martes, 2 de febrero de 2010

Donde nada importa.

     He sentido en el frío fondo el calor incomprensible de la autocompasión, tantas veces he recorrido el camino de ida y vuelta, cuando sentía el agua mojar mis pies y penetraba el hielo en mi alma...hasta que una de esas veces te dejas hundir, ya nada importa, todo da igual, ya no hay dolor solo rabia...y es la que alimenta el pobre de mí, esa nana auto cantada, que mese y acuna la tumba...el mundo nos empujó hasta allí, tan malo y cruel nos enseño su lado oscuro, lo inconfesable, la parte más indigna. Pero que mérito es seguir en el fondo, que gusto conlleva el perpetuar el sufrimiento, meritando al odio y a la sinrazón...Cada vez que he llegado a ese fondo, el frío me ha quemado y me ha hecho remontar con fuerza, buscando la bocanada de aire fresco del exterior, la luz de esa esfera enorme que también fuera quema mimosamente. Lo más fácil es echarle la culpa al mundo, a todo lo que sea menos a una misma para así justificar no querer salir de ese calor, con la tonta intención de querer dominar al menos lo malo...